27/4/23

Fabricar baterías de litio, ¿es “agregar valor”?

 

“Hemos decidido… implementar medidas para que quede la mayor cantidad de litio posible en la República Argentina para su industrialización para proyectos de agregado de valor” dijeron los gobernadores del litio en Argentina…


Jujuy es productora de carbonato de litio, y su gobernador está muy convencido“Argentina produce litio y tiene que fabricar baterías de litio”.


¿Industrializar las materias primas?, nada lo impide… 


Nos plantean la opción entre la producción y venta de materias primas frente a su industrialización. En vez de producir sólo carbonato de litio, sostienen que fabricar baterías es mejor… una falsa opción, y no siempre industrializar “agrega valor”. De todos modos, nada impide que cualquiera invierta en fabricar baterías de litio, comprando el carbonato al productor. Las materias primas están disponibles, cualquiera puede correr el riesgo, invertir y producir… 



Producir materias primas y exportar, o industrializarlas localmente, no son opciones opuestas…
 

Parece que todos quieren fabricar baterías de litio… ¿vale la pena? Veamos qué nos dice Santiago Dondo sobre el tema… 

 

No hagamos fábricas de baterías 


LA PRODUCCIÓN DE LITIO ES UNA GRAN OPORTUNIDAD PARA CAMBIAR LA ECONOMÍA DEL NOROESTE Y ENDEREZAR LA MACRO DEL PAÍS. PERO TODAVÍA ESTAMOS A TIEMPO DE ARRUINARLA. Por SANTIAGO J. DONDO - 12 de marzo de 2023

 

El litio puede cambiar la historia de varias provincias y de la región del noroeste en general. La transición energética lo demanda, junto al cobre y otros minerales, y el contexto mundial y regional abrió para Argentina una enorme oportunidad. Hay expansiones y desarrollos en marcha, e ilusiona el nivel de inversiones proyectadas. Es grandioso lo que puede provocar esto en términos de desarrollo regional, nuevas empresas y empleo de calidad (en definitiva, progreso y ciudadanía donde tanta falta hace). Todo esto sin contar el enorme aporte que esta industria puede hacer, gracias a sus exportaciones y generación de divisas, a estabilizar nuestra macroeconomía. Para aprovechar esta oportunidad, debemos ser conscientes de que todavía estamos a tiempo de arruinarla. Desplegar su potencial y hacerla realidad depende de nosotros, y para eso hay cosas por hacer y otras por evitar.

 

Lo que debemos hacer es: ordenar la macroeconomía; trabajar en prevenir los cuellos de botella en infraestructura, proveedores, empleados capacitados; seguir mejorando en transparencia alrededor de este desarrollo; fortalecer capacidades de control ambiental y asegurar los beneficios para la sociedad, y sobre todo, para las comunidades de la zona.

 

Lo que debemos evitar son los tiros de los cazadores que, en nuestra querida jungla, siempre acechan a los pocos animales que se mueven o toman impulso. Entre esos tiros, uno es el aspecto tributario, y el otro es el reclamo por “agregado de valor”.

 

Para aprovechar esta oportunidad, debemos ser conscientes de que todavía estamos a tiempo de arruinarla. Hay cosas por hacer y otras por evitar.

 

Respecto a la tributación, es indiscutible el derecho del Estado a recibir un ingreso justo por el aprovechamiento de recursos públicos, pero debería evitarse que los nuevos tributos o instrumentos para-fiscales sean creados sin coordinación entre Nación y provincias (la carga tributaria es una sola, a los ojos del inversor). Debería evitarse recaudar pensando en el corto plazo, o sin medir el impacto sobre la inversión futura (buscar esquemas progresivos). La discusión de ingresos al Estado debería incluir la variable del destino, y los mecanismos de rendición de cuentas de esos fondos adicionales. Es probable que sea tarde ya para evitar algunos de estos riesgos, porque mientras escribo esto las provincias avanzan cada vez más fuerte. Como ya acostumbramos decir: “Ojalá salga lo menos peor” o “que sea sin desgracia”.

 

La proclama de “agregar valor” (industrializar y no exportar materia prima) está presente en el debate público. A este riesgo lo podríamos llamar “almorzarnos la cena”. O, como dice un amigo cordobés, obviamente con más gracia: “Quieren comer los chorizos y todavía no parió la chancha”.

 

Primera respuesta, que para muchos será noticia: Argentina no exporta litio, sino subproductos de este metal que tienen mucho valor agregado. Del salar se extrae salmuera, que contiene entre 100 a 1.200 partes por millón (ppm) de litio, y lo que se produce y exporta no es esa salmuera, sino carbonato de litio (o hidróxido de litio en un futuro), un producto refinado con una concentración de litio de entre 150.000 y 190.000 ppm (es decir: se alcanza una concentración en general de entre 500 a más de 1.000 veces de la que se extrae). Esta concentración y nivel de pureza se obtiene mediante un proceso que incluye plantas industriales con tecnología avanzada, ubicadas en la Puna. Síntesis: en Argentina ya existe la industrialización que le agrega valor a la materia prima.

 

LA TRAMPA DE LAS FÁBRICAS DE BATERÍAS

 

Pero igual se insiste con que Argentina debe fabricar las baterías de litio. De esto habló nuestro presidente hace unos meses y escribió Oscar Parrilli hace unas semanas; la secretaria de Asuntos Estratégicos, Mercedes Marcó del Pont, dice estar desarrollando un proyecto sobre valor agregados del litio con las provincias, y los gobernadores también lo repiten.

 

¿Quién puede estar en contra de fabricar baterías en Argentina? Por supuesto que nadie. También hay que celebrar los esfuerzos de investigación de nuestros científicos, varios de ellos de talla mundial y cuyo talento es un orgullo para el país. Incluso podría competir YPF en el negocio de la producción de litio, como ya lo viene intentando hace varios años, suponiendo que pueda hacerlo sin privilegios ni distorsiones.

 

El problema es que se habla de fabricar baterías desde un idealismo (o ideología) que es voluntarista y peligroso. El litio no es la llave maestra de la competitividad para fabricar baterías. Representa sólo entre 8% y el 12% del costo, y en el 90% restante no sólo hay tecnología compleja, sino también otros insumos y minerales críticos cuyo suministro es hoy mucho más difícil de conseguir que el litio (como el cobalto, cuyo 70% se produce en el Congo).

 

El litio no es la llave maestra de la competitividad para fabricar baterías. Representa sólo entre 8% y el 12% del costo.

 

Imaginemos un inversor que se dedica a producir baterías y le han comisionado que evalúe instalar una fábrica en el norte argentino. “Mi principal preocupación ─diría este inversor– es: ¿puedo confiar en la estabilidad jurídica y económica de este país para invertir miles de millones de dólares en instalar un negocio de tanto volumen y margen chico?” Y se le vienen a la cabeza las tantas crisis, el bajo respeto por la ley, los varios cepos y varios dólares, y hasta la historia de la forestal Botnia. Piensa después: “¿No será mejor, como hacen casi todos mis colegas, buscar una posición geográfica más cerca de los grandes centros de consumo (China, Estados Unidos, Europa, o al menos Brasil), y buscar más eficiencia en logística y costos?” Y se le vienen a la cabeza los costos y riesgos laborales argentinos.

 

También se pregunta: “¿Cómo voy a garantizar mi abastecimiento de cobalto, los nano materiales y otros insumos por los que Occidente y China andan peleando por el mundo?” Y además de la dificultad comercial, se le viene a la cabeza la restricción de importaciones. “¿Se consolidará la producción de carbonato o hidróxido de litio en Argentina, como para alcanzar un volumen que pueda abastecer a una mega-factoría?” Y se le viene a la cabeza que una mega factoría como la de Tesla en Nevada precisaría más de 100.000 toneladas de carbonato de litio por año, mientras que las dos minas productivas de Argentina no llegaron a 40.000 toneladas en 2022.

 

Entonces aparece un argentino para alentarlo: “Hay más de 30, o casi 40 proyectos de litio. ¡Multiplicaremos nuestra producción por diez en menos de diez años!”. Pero el inversor sabe que de los anuncios viven los medios, los políticos y los mercados de valores donde cotizan las mineras. Entonces lo más sensato y prudente, por muchas razones, es aplicarle a tanto anuncio la respuesta del truco: “Los quiero ver en mesa”. Entonces contesta: “Si eso se concreta, sería positivo, porque al menos podríamos negociar un precio razonable para la provisión de carbonato o hidróxido de litio”. “Pero además ─agrega el argentino entusiasta─ el Estado va a regular este tema del litio, porque es estratégico. Van a limitar su exportación, imponer cupos de venta local a las empresas, quizás fijar precios o preferencias. Un Estado presente, para evitar una patria extractivista. ¡Todo eso te mejorará el precio y la facilidad de acceso al carbonato o hidróxido de litio!” Y el inversor, entonces, abrirá grandes sus ojos y se irá a evaluar otros lugares, pensando que si así tratan a los productores mineros, si algún día llegara a fabricar baterías me obligarán a fabricar autos eléctricos, o venderlas a precio regulado.

 


MODELO AUSTRALIANO O MODELO BOLIVIANO

Argentina tiene que definir si se inclina hacia el modelo australiano o hacia el modelo boliviano.

 

En Bolivia, Evo Morales convenció a todos de que “no se llevarán nuestro litio si no es en unauto eléctrico boliviano”. Resultado: Bolivia no produce litio a nivel comercial a pesar de tener el salar más grande del mundo. Incluso en Chile, que hoy produce cerca del triple de litio que Argentina, las inversiones en desarrollos nuevos no avanzan porque la discusión del rol estatal, el esquema impositivo y los mecanismos para empujar la producción local de baterías, que llevan años, generaron incertidumbre. Hay que entender que el interés inversor en Argentina se explica porque, a pesar de los problemas macroeconómicos, el país no avanzó (al menos todavía) en imitar los modelos de estos vecinos del famoso triángulo.

 

Australia produce más de la mitad del litio del mundo, y más del 90% lo exporta a China, en ocasiones incluso con menos valor agregado que en Argentina. Con reglas de libre mercado, impulsan la producción para aprovechar la ventana de oportunidad (la tecnología en torno al uso del litio avanza a gran velocidad y nadie puede asegurar hasta cuándo se sostendrán estos niveles de demanda y precios). Invierten en tecnología para abaratar los costos de producir litio de roca (logrando que sea cada vez más competitivo con el de salares). Y para agregar valor, se focalizan en desarrollar su sector de proveedores a la minería (METS: mining equipment, technology and services), que hoy ya emparda en tamaño al propio sector minero australiano, exporta por 27.000 millones de dólares, invierte 1.000 millones por año en investigación y desarrollo, y motoriza la industria nacional de manera formidable: son cerca de 5.000 empresas, casi todas australianas y 60% pequeñas o medianas.

 

Australia produce más de la mitad del litio del mundo, en ocasiones incluso con menos valor agregado que en Argentina.

 

¿Cuál es el peligro de soñar con fabricar baterías? Primero: que no hablan los fabricantes de baterías, sino los políticos. Los inversores mineros conocen los casos de Bolivia, Chile y México. Al escuchar a los políticos que hablan de esto en Argentina, incorporan a su análisis el riesgo de estatismo, interferencias, restricciones en precios o exportaciones, y todo eso desalienta la inversión. El segundo riesgo es que esos discursos van generando expectativa en la ciudadanía, y sobre todo en las regiones mineras, y la frustración de esa expectativa echaría más leña al fuego del conflicto que aqueja a la industria minera. El tercero: la energía y tiempo que se gasta en esto deja de emplearse donde realmente hace falta, que es en impulsar más la producción, acompañar con infraestructura, y apoyar la creación y el desarrollo de proveedores. Todo eso sí generaría un desarrollo regional inédito. Modelo Australia.

 

Nacionalizar, forzar la industrialización, apelar a la soberanía para todo, crear más empresas estatales (cajas negras), y creer que desde el Estado se generan los negocios, es parte de la propuesta kirchnerista (un “Estado presente” donde no ayuda, y ausente donde se lo necesita). Nosotros creemos en la iniciativa privada.

 

La oportunidad del litio sin duda se anota dentro de los cinco a diez sectores que deben tirar de este carro que es la Argentina para sacarlo del barro. Argentina debe trabajar y hacer las cosas bien para aprovechar esta nueva oportunidad, tomando la actitud que se refleja en el escudo de Australia: los dos animales que lo sostienen (un canguro y un emú) no saben caminar para atrás.

 

¿Qué es el “valor agregado”?

 

El concepto de “valor agregado” se refiere al valor económico que gana un bien cuando es modificado en el marco del proceso productivo, es el valor económico que el proceso de producción le suma a un bien. Desde el punto de vista contable, el “valor agregado” es la diferencia que existe entre el costo de producción y el precio de mercado. Se calcula como la diferencia entre el valor final del producto y la suma de los costos de los factores de producción, insumos, remuneraciones, servicios, amortizaciones, consumo de capital fijo e impuestos directos.

 

La definición de “valor agregado” no diferencia el tipo de producción, ni contempla la ausencia de determinado proceso industrial, ni nivel alguno de terminación del producto…

 

Valor agregado en minería


A partir de una idea de exploración, si la naturaleza nos sonríe, y si todo sale bien, luego de invertir tiempo, conocimiento y dinero, se logra convertir un recurso natural poco conocido, con una ubicación y tamaño indeterminados, en reservas económicamente aprovechables… en una materia prima de uso industrial. Ahora SI tenemos un yacimiento… se ha agregado valor… y eso que todavía no se ha vendido nada.

 

Recién cuando comience la producción y venta del producto, se puede calcular el “valor agregado” generado durante años de investigación, trabajo e inversión.

 

Con minería, creando “valor agregado” desde la prospección 

 

Aplicando conocimiento, tiempo y dinero, la minería convierte recursos, de calidad, tamaño y ubicación desconocidos, en insumos de importancia industrial. Un proceso que empieza con una idea de exploración hasta llegar al desarrollo del proceso y de la mina. De esa forma la minería crea “valor agregado”, que recién se va a realizar plenamente cuando la mina entre en producción, generando trabajo, actividad económica y recursos tributarios. 

Y si alguien desea arriesgar su tiempo y dinero en agregar más valor a los productos mineros, bienvenido… que corra el riesgo y cree otra industria…

29/4/22

ARGENTINA: Desde MENDOZA, Malargüe quiere minería BIEN HECHA

 

La minería metalífera está virtualmente prohibida en MENDOZA desde el 2007, cuando fue aprobada la ley 7722, que impide la minería metalífera con el falso argumento de defender el agua. Es una ley claramente diseñada para impedir la minería.

Malargüeun departamento al sur de la provincia, nació a mediados del siglo XX impulsado por la actividad minera y petrolera... y se resiste a que el resto de MENDOZA le impida desarrollar su vocación minera. MALARGÜE quiere minería, quiere crecer, progresar y emplear a su gente haciendo minería BIEN HECHA, y lucha por eso.







18/3/22

ECUADOR: Los invito a EXPOMINAS…

 ¿Nos vemos en Quito?



10/3/22

Más impuestos a la minería, un mal negocio para todos…


“Se tiene que crear el impuesto a las sobreganancias mineras… ¿Por qué el Estado no va a participar? Tiene que participar”, afirmó Ollanta Humala cuando era candidato e incluso lo ratificó el día que asumió la presidencia del Perú… y no lo realizó, ¿chocó con la realidad? 

Humala nos da un ejemplo de discurso demagógico, y no es el primer político, ni el último, en querer gravar las “ganancias extraordinarias” de la minería… o al menos en tratar de conseguir votos al proponerlo.

 

Cuando sube el precio de los metales…

 

El precio de los metales responde a variaciones cíclicas, y desde hace 20 años estamos en suba. Cuando los precios se incrementan, es muy tentador para funcionarios de gobierno y políticos apoderarse de parte de esas “ganancias extraordinarias”. Hasta suena justo y razonable, es “políticamente correcto”… una buena oportunidad para agrandar la caja pública; todo un botín para aprovechar. Los defensores del fisco no advierten que el incremento impositivo en minería se traslada directamente a los costos y eso tiene consecuencias, desde achicar los yacimientos, afectar la sustentabilidad social y ambiental de la actividad minera, y reducir las inversiones, llegando incluso a expulsarlas del país.

 

Algunos países lo hicieron… El caso del ECUADOR


Recordemos la frase de Rafael Correa  del 2014: “…tenemos los mejores contratos del mundo minero, tan buenos que nadie nos vino, eso hay que revisar”.

 

Sin embargo, desde el 2009 Ecuador tuvo vigente un tributo a los ingresos extraordinarios de la minería, en función de la variación de precio de los metales. En abril del 2018, la Ministra de Minería Rebeca Illescas, afirmó que la norma no generó ingresos para el fisco…  “Es un tema que responde más a una cuestión de marketing en la minería que a un tema económico” … “No tenemos el impacto fiscal de este impuesto. En el Ecuador es cero… nos causa más ruido que beneficio”. Finalmente, la norma fue derogada a fines del 2018 durante la gestión de Lenín Moreno.

 

La amenaza de incrementar impuestos, ante los “ingresos extraordinarios” de las mineras, sigue vigente en varios países de Latinoamérica, y hasta el mismo Ecuador no está exento de volver a intentarlo. 

 

Impuestos y tributos que ya son móviles

 

De hecho, tanto regalías como cualquier tipo de tributo directo a las ventas son móviles, pues se incrementan en valor absoluto cuando suben los precios de los metales, al igual que los calculados sobre ganancias. Aunque las alícuotas sean fijas, no significa que el Estado deje de beneficiarse con los mayores precios. Y más aún en el caso de los tributos calculados en base a ganancias, ya que, a costo constante, la suba de precios se refleja en un ascenso de la percepción tributaria, y no sólo en forma absoluta, sino también porcentual. Pero los amantes del fisco quieren más... quieren tasas progresivas: a mayor precio, más tasa.

 

Si suben los precios, ¿todo es “ganancia extraordinaria”?… NO, también sube la inversión en sustentabilidad ambiental y social


La suba de precios de metales en los últimos 20 años coincide con un incremento de la calidad ambiental y social de los proyectos. Acompañando al aumento de precios, los requerimientos de cuidado ambiental, la tecnología desarrollada para satisfacerlos, y la necesidad de integrarse, trabajando cada vez más y mejor con las comunidades, han aumentado su participación en la inversión de los proyectos mineros.

 

Ante la suba de precios y debido a esas nuevas inversiones, las “ganancias extraordinarias” de las empresas no necesariamente se traducen en mayor rentabilidad. Gran parte de esos nuevos recursos se vuelcan en mejor calidad ambiental de la operación minera, incluyendo el desarrollo de exigentes planes de cierre, y en más trabajo junto a las comunidades en el área de influencia de los proyectos. Así se establecen nuevos estándares ambientales y sociales que se incorporan al concepto de MINERÍA BIEN HECHA. Son mejoras de las que no se puede volver, generando una minería cada vez mejor hecha.


La inversión en más calidad ambiental y social, no sólo se realiza en minas activas, también llega a proyectos en exploración, ya que los nuevos estándares se extienden a toda la industria en las diferentes etapas. La mejor calidad ambiental y social de los proyectos es posible gracias a las “ganancias extraordinarias”, que a veces, el fisco quiere capturar.

 

¿Mejor calidad ambiental y social o más impuestos?

 

La posibilidad de cobrar impuestos a las “ganancias extraordinarias” es tentadora. Pero sabemos que gran parte de esos recursos se han volcado y se seguirán invirtiendo en mejorar la calidad ambiental y social de minas y proyectos. Hay que elegir…

 

Los huevos en distinta canasta


Toda inversión implica riesgo, la estrategia elemental para asumirlo es colocar los recursos en diversos activos, así las ganancias de unos compensan las pérdidas de los otros; los buenos negocios deben al menos cubrir las pérdidas de los fracasos. Para lograr este equilibrio, la posible ganancia no puede tener un tope, mientras el fracaso no tenga un piso. Y en minería, por cada éxito exploratorio, por cada nueva mina, numerosos proyectos quedan en el camino, son abandonados.

 

Diversificar es sano y necesario en toda cartera de inversión, y es esencial en una empresa minera. La minería debe asumir los riesgos propios de la exploración, por las variaciones de precio, legales, impositivos y hasta que la naturaleza no nos sonría. La empresa minera debe armar su cartera con proyectos de diverso grado de avance, en variados ambientes geológicos, y hasta sujetos a diferentes legislaciones, para reducir el riesgo. Si se le pone un techo al éxito, disminuye notablemente la capacidad para financiar los inevitables fracasos…

 

Gracias a las “ganancias extraordinarias” de un proyecto exitoso, una mina en producción, la empresa minera puede financiar más “fracasos exploratorios”, aumentando la posibilidad de encontrar un nuevo proyecto exitoso y convertirlo en otra mina.

 

Con aumento de impuestos, o una tasa progresiva que capture las “ganancias extraordinarias”, la minería tendrá menos recursos para exploración, bajando la probabilidad de éxito, o directamente escapará de esa legislación impositiva, yéndose del país para invertir en otro.   

 

¿Cómo es un yacimiento?


La ubicación, cantidad y calidad del mineral de un yacimiento lo dispone la naturaleza. La tarea de una empresa minera en la exploración, es averiguarlo al menor costo posible, a fin de elaborar la factibilidad técnica y económica de extracción, procesamiento y transporte. El objetivo es determinar la ubicación, calidad y cantidad de roca con mineral, definida como tonelaje y ley, siendo la ley el contenido de metal y se expresa como proporción en peso. Sin embargo, la distribución del metal en la roca no es uniforme, la ley es inversamente proporcional al tonelaje. Todo yacimiento tiene un pequeño sector muy enriquecido, aumentando el tonelaje a medida que disminuye la ley, con mayores cantidades de roca más pobre en metal.

 

¿Cómo se arma el negocio minero?

 

Conocido el yacimiento y siendo factible su puesta en producción, el inversor establece la rentabilidad que necesita obtener de su inversión, calculada a partir de la renta de inversiones alternativas seguras, más los plus que compensen el riesgo propio de la operación minera. A partir de estos valores y en función de los costos, se establece la cantidad de mineral que va a ser extraído y los años de vida del yacimiento, determinando la ley de cabeza, que es la ley del mineral que ingresa a planta de concentración. La planta se diseña para un rango acotado de leyes, y es alimentada mezclando mineral de alta ley con mayor cantidad de mineral de baja ley. Existen límites técnicos y económicos a las variaciones de la ley de cabeza, por encima de cierto valor, el proyecto no cubre los costos fijos; por debajo de cierto valor, aumentan exponencialmente los costos directos, haciendo inviable el proyecto.

 

¿Y si suben los impuestos?


Cuando el inversor percibe que el marco impositivo puede variar por decisiones administrativas o por eventuales cambios legislativos, exige a los proyectos una mayor rentabilidad para cubrir el riesgo. Si el proyecto ya está en producción, y ante un incremento impositivo, la empresa tiende a mantener la rentabilidad prevista. En ambos casos, tanto sea para aumentar la rentabilidad ante mayor riesgo, o para mantenerla ante la suba de costos, se incrementa la ley de cabeza.

 

El aumento de la ley de cabeza significa que menos mineral de baja ley será ingresado a planta. En la práctica, se extraerá menos volumen de roca y se acorta la vida del yacimiento, pues los sectores más pobres en mineral dejarán de ser aprovechados, llegando incluso a convertir en inviable el proyecto, al achicarlo demasiado y no cubrir los costos fijos. Con aumento de impuestos, los proyectos marginales quedan fuera de juego, y no se van a convertir en trabajo y producción.

 

¿Achicar un yacimiento para tener mayor rentabilidad?... SI, es posible, vemos el ejemplo de Quimsacocha en Ecuador.


Tan sólo como ejemplo, tomamos el cálculo económico del proyecto Quimsacocha, actualmente denominado Loma Larga (Azuay, Ecuador), según un informe del 2006. Las cifras del proyecto, si bien no están actualizadas, nos dan una buena idea comparativa de ambas posibilidades de extracción para ese momento.

 

Del informe IAMGOLD’S QUIMSACOCHA PRELIMINARY ASSESSMENT AND OPERATIONS UPDATE se concluye que el proyecto subterráneo extraerá el 52,7% de la roca con mineral, casi el 64% de Au-Ag y el 61% del Cu a lo largo de 7,4 años, un año menos de vida que la del proyecto a cielo abierto, sacrificando más del 35% de las reservas de mineral. A pesar que el VAN es sensiblemente inferior, la TIR del proyecto subterráneo es un 13,9% mayor (16,4 vs. 14,4) y requiere sólo el 52% de la inversión que el proyecto a cielo abierto.

 

Si, en Quimsacocha, al sacrificar reservas de baja ley se aumenta la rentabilidad, acortando la vida del yacimiento… dejando sin extraer más del 35% del Au, Ag y Cu, que nunca será aprovechado.

 

Subir impuestos es destruir mineral…


Un incremento de impuestos se paga con la destrucción de mineral, acortando la vida del yacimiento. La expresión “destrucción de mineral” no es una metáfora, el mineral de baja ley no extraído, el que ya no entrará a planta al aumentar la ley de cabeza, no podrá ser aprovechado nunca más, pues eso sólo es posible mezclándolo con el mineral de mayor ley, que si será extraído. Y el yacimiento se achicó… o cayó de marginal, y no va a ponerse en producción.

 

La percepción de inseguridad jurídica o el incremento de impuestos en minería, se paga perdiendo proyectos, con menos años de vida de las minas, menos años de salarios, bienes, servicios e impuestos. Se paga con pérdida de actividad económica futura.

 

Más impuestos es un mal negocio para todos…

 

Más impuestos a la minería se paga con menos inversión en exploración y ahuyentando inversiones. Se paga con destrucción de mineral, acortando la vida de los yacimientos, menos años de salarios, bienes, servicios e impuestos... eso es pérdida de actividad económica futura... es destrucción de mineral... es destrucción de valor. Y se paga con menos recursos para mejorar la calidad ambiental y social de minas y proyectos.

 

Con más impuestos pierden las empresas… pierde el Estado... pierde la gente y el medio ambiente...

 

Falta hacer una pregunta: Bajando impuestos, ¿ganan todos?... 

2/2/22

En VENEZUELA, ¿esta minería es LEGAL?


Me ha dado mucha curiosidad y sorpresa un video que me pasaron por WhatsApp, con un entusiasta conductor que nos describe orgulloso la operación de una “mina de oro” en Venezuela, donde se puede observar el empleo actual de “tecnología” y “normas de seguridad” de hace más de 200 años. Mi asombro no es tanto por la precariedad de la operación minera, sino por la satisfacción del presentador al exponernos semejante desastre. Una mina que sería calificada de ILEGAL en cualquier otra parte de nuestra Latinoamérica… ¿Y en VENEZUELA no?, ¿allá es LEGAL?

 

Y exultante, nuestro presentador dice: “Esta es gente que apuesta a Venezuela… gente que trabaja día a día para hacer una VENEZUELA POTENCIA… Venimos a pasar revista y a ver cómo se hace un trabajo realmente de minería… para seguir nosotros proyectando una VENEZUELA POTENCIA… Desde Bolivar decimos que VIVA LA PATRIA”


¿El video es joda?... NO, es real… Y la persona que en forma tan apasionada nos explica la importancia de esa minería para construir una VENEZUELA POTENCIA es Adolfo Pereira, gobernador de la provincia de Lara. SI, es un gobernador… debemos asumir entonces que esa mina, en Venezuela, es LEGAL, aunque no lo podamos creer.


Una "mina" de oro no se le niega a nadie…


En octubre del 2019, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anuncio que adjudicará una mina de oro a cada gobernación para incrementar los recursos a las administraciones regionales y así financiar sus presupuestos.


"He aprobado entregar una mina de oro en pleno proceso productivo, en capacidad productiva, en cada gobernación para la producción de recursos en divisas convertibles para nuestro pueblo", informó el mandatario.


¿Habrá sido este el mecanismo para que el gobernador de la Provincia de Lara acceda a una mina de oro en Bolivar?... una mina de la que se siente muy orgulloso. ¿Esas son las “minas” que les entregó Maduro? Si es así, esas minas en Venezuela son legales.


¿Te acordás de la mina de oro Las Cristinas?...


Las Cristinas era una interesante mina de oro ubicado en el estado de Bolivar. La mina estaba bajo el control de la empresa minera Crystallex International Corp. A fines del 2008, el Estado venezolano decidió asumir el control de la mina de oro, con una reserva estimada de 16,9 millones de onzas.


La estatización de la mina forma parte de la política de nacionalización de sectores estratégicos emprendida por el presidente Hugo Chávez. Ya para el año 2008, el estado venezolano se había hecho con el control del sector petrolero, siderúrgico, cementero, de telecomunicaciones y eléctrico... Y fue por la minería.


Luego de unos años de negociaciones, el proceso de nacionalización terminó con la mina en manos del Estado y dejó a Crystallex realizando demandas ante cortesinternacionales.



Y Las Cristinas quedó en manos del Estado... acá tenés el resultado...

El video nos muestra una visita a Las Cristinas, ya en manos del Estado venezolano y bajo el control de la Guardia Nacional. ¿Vamos a ver una mina tecnificada?, ¿una operación minera moderna?... NO, vamos a hacer un viaje en el tiempo… en Las Cristinas se extrae el oro como hace 200 años. Y todavía es peor… las operaciones mineras están libradas al control de los “sindicatos”, organizaciones mafiosas armadas que asignan las áreas de extracción y brindan “seguridad” a cambio de un porcentaje del mineral. Organizaciones mafiosas que actúan con la anuencia y complicidad del Estado y de sus funcionarios.


El "modelo" minero de Venezuela


En cualquier otro país de nuestra Latinoamérica, la minería que se hace en Venezuela sería calificada de ILEGAL. Minería precaria, con gente trabajando en condiciones infrahumanas, e incluso con mano de obra infantil, utilizando “tecnología” de hace más de 200 años.


Una minería controlada por mafias armadas con anuencia, complicidad y hasta participación del Estado y sus funcionarios. Una minería que destruye el medio ambiente y a las comunidades. Una minería que financia a grupos guerrilleros.


Y aunque no lo podamos creer, en Venezuela esa minería es LEGAL. Hay un gobernador que entusiasmado te lo explica en un video, e incluso te dice que con esa minería se construye la VENEZUELA POTENCIA.

12/10/21

EXPOMINAS en ECUADOR... y esta vez presencial


Nos vemos en ECUADOR... si conseguimos vuelos desde Mendoza.












30/7/21

ARGENTINA: Están avisando, esta vez van por el litio…

 

¿Podemos perder el tiempo, atrasando proyectos y espantando inversores, al declarar estratégico el litio y delirar con nacionalizaciones?

 

Hay que ver al “…litio como un recurso estratégico nacional y establecer pautas para el control estatal en las etapas de exploración, explotación y procesamiento del mineral”, afirma el diputado de turno

 

“La idea del kirchnerismo duro es que el gobierno imponga en el tema del litio un modelo de producción como el de Bolivia donde el Estado tiene una fuerte impronta. Esto implicaría controlar la extracción y la producción por parte del Estado…”, leemos en la nota del CRONISTA

 

Más controles, más intervención… van por la caja. Y por qué no, por la oportunidad de conseguir más cargos rentados con nuestros impuestos. Hay que asegurar los puestos públicos para más amigos y militantes.

 

En cuanto al “modelo de producción como el de Bolivia”, merece otra nota detallando sus “éxitos”.

 

Y no podía faltar el “coro de científicos” justificando 

 

Un grupo de científicos nucleados en el “Foro Interuniversitario de Especialistas en Litio”, manifiesta en un comunicado de prensa:

 

<A diferencia de lo que sucede en otros países propietarios de grandes reservas de litio, como Chile, Bolivia y Brasil, Argentina es actualmente el único país que no declaró al litio “recurso estratégico” y lo sigue considerando como recurso minero ordinario, factible de ser entregados en concesiones legales a cualquier agente privado nacional o extranjero…>

 

<Esa falta de regulación pública -que dificulta o directamente impide el control económico, ambiental o social-, sobre un recurso considerado estratégico…>, y siguen las justificaciones para la intervención y control.

 

Todos quieren prenderse a la “bonanza” del litio… ¿Es real esa “bonanza”?... ¿Está el litio sobrevaluado? El periodista Hernán Dobry nos acerca una respuesta.

 

<Litio:¿oro blanco o espejitos de colores?>  

 

<El metal se ha convertido en la gran estrella de los últimos tiempos y, algunos sectores, creen que será una salvación para la economía argentina.>

 

<El litio se ha transformado en el “oro blanco” en el ideario popular de los políticos y los medios masivos de comunicación… Muchos de ellos están creídos de que será la salvación económica del país, como lo viene siendo la soja. Por eso, algunos legisladores ya están analizando cómo hacer para quedarse con una porción de una torta, que no sólo no es tal, sino que, por el contrario, se asemeja más a un muffin que a un gran pastel. Algunos, incluso, se han envalentonado y promueven proyectos para nacionalizarlo, estatizarlo o declararlo como recurso estratégico como si de esto dependiera el futuro nacional.>

 

Litio, ¿una fuente inagotable de divisas?

 

<Toda esta falsa idealización se encuentra muy lejos de la realidad. La producción de este metal está y estará muy lejos de ser la fuente de divisas que ayudará a palear las sucesivas crisis nacionales.>

 

<Si se alcanzara el máximo del potencial exportador que calcula la Secretaría de Minería de la Nación que tiene el país y se comerciaran las 305.000 toneladas de carbonato de litio que podrían generar de los 14 proyectos que actualmente se encuentran en diferentes niveles de desarrollo, estos valores llegarían a 2.000 millones de dólares dentro de una década, lo que equivaldría al 15% de lo registrado por el complejo sojero el año pasado…> < “El litio exporta 250 millones de dólares al año actualmente y no equivale ni a un día de producción de gas en Vaca Muerta. No es significativo para el país…>

 

Argentina, ¿un jugador de peso mundial?

 

<…la producción local podría alcanzar un 15% del mercado mundial en los próximos diez años si se concretan todos los proyectos que tiene el país en sus diferentes etapas de desarrollo. “La Argentina va a ser un jugador, pero no crucial en el mercado de litio”.>

 

¿El litio sólo sirve si fabricamos baterías?

 

<Otro de los grandes mitos que se han creado en el ideario de los políticos y los medios de comunicación, y que se ha trasladado a la población, es que las mineras extranjeras vienen a llevarse este metal sin dejar nada en el país, sin dar un valor agregado local o realizar ningún tipo de proceso industrial.>

 

La idea de darle valor al litio fabricando baterías <no estaría equivocada si no fuera porque parte de un fundamento erróneo: están convencidos de que las baterías funcionan solo con litio, cual si su producción implicara colocar una caja metálica encima que lo envolviera.>

 

< Este metal no sólo representa una mínima parte de las baterías, sino que, además, para su fabricación se requiere de otros productos como el cobalto y el níquel, entre otros, además de microcomponentes y semiconductores que no se elaboran localmente.>

 

<“El contenido de litio de una batería es del 5%”… habrá que importar el 95% restante, además de montar una industria que genere hidróxido de litio, algo que, por el momento, ninguna minera realiza en la Argentina.>

 

¿Extraer y exportar litio no deja “valor agregado”?

 

<Este mito surge de la creencia de que las mineras no le dan ningún valor agregado a lo que extraen ni realizan proceso industrial alguno en el país. Esta creencia, una vez más, dista mucho de la realidad.>

 

<Las compañías extraen salmuera de los salares y la procesan en las plantas cercanas, en las que producen carbonato de litio grado batería. Para esto, precisan realizar un proceso… que logre transformar la materia prima en el polvo que, finalmente, exportan… cada una de ellas, está invirtiendo o ya lo ha hecho, entre 200 y 600 millones de dólares (según la capacidad que tengan), tanto en la obra civil como en la adquisición de la tecnología de última generación… Esto… genera empleo local en las comunidades y en el resto de las provincias de Jujuy, Catamarca y Salta durante toda la vida útil del proyecto…>

 

Y ahora, también YPF… <Del petróleo a la minería>


<YPF anunció la creación de su unidad de litio como si fuera una novedad… La empresa controlada por el Estado anunció sus planes de fundar YPF Litio para desarrollar esta industria en un intento “por diversificar el horizonte de negocios”, según afirmó su presidente.>

 

<Sin embargo, no hay nada nuevo en esta decisión de la petrolera porque ya viene explorando ese rubro desde que Miguel Galuccio era su presidente. Incluso, a fines de 2018 intentó concretarlo cuando compró los pliegos para quedarse con la concesión de exploración de tres salares en la provincia de Jujuy, aunque, luego, no presentó ninguna oferta.>

 

<“No creo que sea viable lo de YPF. El know how del litio no lo tiene cualquiera y si no lográs el grado batería, el producto termina valiendo mucho menos…”>

 

<“Me parece perfecto que YPF juegue en el litio… pero tiene que entender que por unos cuantos años no va a ganar plata”“Otro de los inconvenientes es la falta de proyectos disponibles en el mercado que pueda comprar para comenzar la exploración, ya que, a diferencia de lo que ocurre con el petróleo, carece de terrenos con potencial para desarrollarse".>

 

<“YPF tiene mil problemas como para meterse en esto. Sólo va a poder ponerse a explorar las pocas propiedades que no tienen desarrollo y que, además, son chicas. Es un negocio entre privados.”>

 

Litio, una oportunidad…

 

<La Argentina cuenta con una oportunidad única para el desarrollo de los proyectos de litio. La inestabilidad política chilena y los posibles cambios constitucionales que podrían perjudicar la minería, sumados a la falta de desarrollo del sector en Bolivia y el incremento del precio del metal podría tornar a los salares locales como una opción para las compañías internacionales.>

 

<“Las inversiones no van a venir por el solo hecho de que haya inestabilidad en nuestros vecinos de la región sencillamente porque no tenemos el mismo régimen tributario. Debemos ser competitivos nosotros, más allá de la coyuntura que atraviesen Chile o Perú y esto es justamente en lo que venimos trabajando”, afirma el secretario de Minería de la Nación, Alberto Hensel.>

 

Litio, una oportunidad… pero ¿por cuánto tiempo?

 

Actualmente, las baterías más eficientes del mercado son las de litio. Sin embargo, ya se está experimentando con baterías de sodio y vaya a saber qué otras tecnologías surgirán en una o dos décadas, tecnologías que no dependan del litio.

 

¿Y si se empieza a extraer litio de fluidos geotermales o del agua de mar en forma industrial?, porque ya se hace en fase experimental… entonces, los depósitos de salmueras serán obsoletos.

 

El litio de las salmueras es aquí y ahora. Si no se aprovecha la ventana de oportunidad de estos años, nuestros recursos de salmueras sobrarán, o serán antieconómicos. ¿Queremos correr ese riesgo?

 

Desperdiciar tiempo, retrasando proyectos y espantando inversores, al declarar al litio estratégico o delirar con nacionalizaciones, es poner en peligro un recurso que HOY SI se puede convertir en trabajo, producción y recursos. Si perdemos el tiempo, la riqueza natural de nuestras salmueras puede dejar de tener valor alguno.